Podemos Reinventar La Rueda...Si Queremos
Al revisar las estadísticas de
SICOM para el mes de octubre de 2023, me encuentro con una cifra bastante
llamativa. Somos más de 7.077 estaciones de servicio activas en el país. Llevo
17 años siendo orgullosamente un distribuidor de combustibles, y he tenido que
vivir como todos los lectores de esta revista las profundas transformaciones
que ha experimentado nuestro sector durante todos estos años.
Luego, reviso un poco más a
profundidad y encuentro que el 67,1% (al año 2020) de los empresarios de este
sector, todavía somos dueños de una sola EDS, y asumo que la mayoría sigue
siendo un negocio netamente familiar, que lucha por sobrevivir en esta nueva
economía de mercado. Algo para analizar es que año tras año este porcentaje ha
venido disminuyendo.
Mientras escribo estas líneas, muchas
preguntas comienzan a invadir mi cabeza, y de repente, me doy cuenta de que la
incertidumbre y la fragilidad se hacen parte de mí. Realmente, nos encontramos
en un punto de inflexión en la historia de la distribución de combustibles en
Colombia y en el mundo, es uno de los momentos más desafiantes e inciertos. Estamos
en los albores de algo nuevo y las cosas a partir de este punto jamás volverán
a ser como antes.
Si pudiera resumir en una frase la
experiencia vivida durante este tiempo, es la fragilidad que tenemos como
negocio. Siempre estamos luchando contra algo y defendiéndonos de algo. Pero desafortunadamente
es una lucha individual, porque estamos atomizados y nos cuesta colaborar y
construir juntos de manera solidaria, no solo como gremio sino también como
empresarios. Nos hemos enfrascado más en los problemas del día a día que en las
oportunidades de proyectar nuestros negocios hacia una realidad diferente.
Parece que como empresarios hemos
aceptado como nuestro destino inevitable, vivir sobre el legado de la teoría de
la evolución de Charles Darwin, aguardando pacientemente a que la naturaleza
siga su curso y el azar obre en consecuencia, y tal vez, gracias a las
maravillas de la selección natural, algunos tengan la oportunidad de
evolucionar y sobrevivir en este mercado, mientras que otros inevitablemente
desaparecerán.
La pregunta entonces que flota en
el ambiente es tan sencilla como difícil de contestar: ¿Somos una estirpe de empresarios
en vías de extinción? ¿Cuántos de nosotros lograremos evolucionar y sobrevivir?
Yo soy de los que creen que todavía
está en nuestras manos decidir si firmamos o no el acta de defunción de nuestra
propia estirpe. Claro, es un reto de grandes proporciones y hay que trabajar
como nunca. Pienso que las EDS no
estamos condenadas a desaparecer, estamos condenadas al cambio en el contexto
de esta nueva realidad.
Una nueva realidad que se traduce
en una nueva estructura de mercado, llena de distorsiones, como la conformación
y proliferación de grupos económicos particulares e inversionistas de capital que
operan estaciones de servicio, y que cuentan con el suficiente musculo
financiero para darle competencia a las empresas mayoristas que están
integradas verticalmente, y los operadores a través de los cuales algunas de
estas compañías mayoristas ‘tercerizan’ su operación, eso sin mencionar a las
grandes compañías que avanzan a pasos agigantados integrándose horizontalmente.
Y a lo anterior hay que sumarle,
además, el inmenso bosque normativo que regula la distribución de combustibles
líquidos en Colombia, y que difícilmente podría relacionarse en una sola página.
Como quien dice, quien no tenga
la posibilidad de estar integrado vertical u horizontalmente, cada vez va a
tener menores posibilidades de competencia y subsistencia en un sector donde se
prevé que la demanda de gasolina corriente y diésel aumenten un 2% en los años
siguientes. Un porcentaje bastante bajo para un negocio que se sostiene por
volumen.
El futuro es Multienergético,
sí, pero no quiere decir sin petróleo.
Otro factor transversal es la muy
nombrada y, todavía ambigua en muchos aspectos, transición energética.
Precisamente, el pasado 18 de octubre tuvo lugar un foro nacional organizado
por el fondo SOLDICOM en la ciudad de Bogotá que giró alrededor de este tema.
Una de las principales conclusiones, es que las transiciones energéticas van a
diferentes ritmos y en diferentes formatos. Es decir, no será igual ni avanzará
de la misma forma en todos los países. En Colombia, la transición energética
tendrá que ir superando barreras políticas, culturales, económicas y
ambientales, por lo que las EDS todavía tenemos el viento a favor para irnos
preparando a las diferentes fases que se irán implementando en los próximos
años.
Los combustibles líquidos
seguirán siendo parte fundamental de la canasta energética en Colombia y en el
mundo, lo que quiere decir que no tiene los años sino las décadas contadas.
Allí hay un espacio de oportunidad muy importante para que nuestro país
continue evolucionando en la calidad de los combustibles y en la continuidad del
programa de mezcla con biocombustibles.
En cuanto a la movilidad
eléctrica, hay que decir que aún no es un negocio rentable en Colombia, y
cuando lo sea, seguramente nuestro principal competidor no va a ser la estación
de servicio del vecino o las mayoristas, sino las empresas generadoras de
energía o grupos económicos que colocaran puntos de recarga en parqueaderos,
centros comerciales, restaurantes, conjuntos residenciales y oficinas. En
conclusión, podría llegar a ser un ingreso adicional para las estaciones de servicio,
pero seguramente no va a ser el negocio principal que nos dé para sobrevivir.
De hecho, en países como España
ya están hablando de manejar alrededor de 14 tipos de energéticos en una
estación de servicio.
Uno podría preguntarse entonces:
¿Cuántos tipos de productos tendrá que ofrecer una estación de servicio en el
futuro para ser rentable y competir en el mercado? ¿De dónde saldrán los
recursos económicos para invertir en todas estas tecnologías? ¿Qué pasa si la
estación de servicio no tiene el tamaño y la infraestructura requeridas para
adaptar este tipo de tecnologías en sus instalaciones?
Aquí hay bastante tela de donde
cortar, como dirían los abuelos. Importante que desde ahora se construyan en
nuestro sector los espacios de dialogo y sensibilización donde participen todos
los actores, y desde este punto se comience a construir ese futuro deseado y
sostenible para los pequeños propietarios de las estaciones de servicio.
El margen no es el todo, pero
hace parte del todo
Y precisamente, uno de los pilares fundamentales para lograr ese futuro
deseado, es lograr la sostenibilidad económica del negocio en el corto plazo.
En los últimos meses, desde la CREG se ha venido hablando de la metodología
para establecer tanto el margen de comercialización como el régimen de precios
de los combustibles a nivel nacional.
La propuesta inicial de esta entidad es establecer el margen minorista en
$1.105,36. Un incremento de aproximadamente el 16% sobre el margen actual. Si
bien es un incremento importante, no es solamente este valor económico el que
determina la sostenibilidad del negocio. Es tan solo uno de los pilares. La
estructura competitiva del mercado, la eficiencia operacional, los cambios en
los hábitos de consumo, las reformas tributarias y laborales, las condiciones
de los contratos de distribución con los distribuidores mayoristas, la
actualización de la infraestructura para cumplir con los requisitos del nuevo
reglamento técnico, son algunos de los pilares que también apoyan la
sostenibilidad del negocio.
Y claro, una pregunta obvia podría ser: ¿Si se han sostenido así durante
todos estos años, porque ahora con esta propuesta de incremento del margen se
quejan por la sostenibilidad de sus estaciones de servicio?
Bueno, una posible respuesta a esta pregunta es que para muchos
propietarios de una sola EDS cerrar su negocio puede tardar varios meses y
costarle millones en cierres financieros, trámites dispendiosos y asesoría
legal. Es decir, es mucho más costoso salir del mercado que tratar de
mantenerse y sobrevivir en él. Normalmente este es un negocio de origen
familiar y en muchos casos es el único patrimonio y el sustento de toda la
familia.
Y precisamente, la propuesta por parte de la CREG pone en evidencia que la
problemática del sector no se limita al valor del margen minorista, ya que hay
variables más profundas que necesitan ser discutidas, revisadas y debatidas
para lograr condiciones más equitativas de mercado para todos los actores.
No obstante, los empresarios de las estaciones de servicio no debemos
quedarnos ahí. Muchas veces nos dedicamos a quejarnos del gobierno, de las
agremiaciones, de la competencia, pero nuestra historia puede compararse con la
popular metáfora de la rana hervida: si se pone a cocinar en una olla rebosante
de agua, el anfibio inmediatamente intentará salir, pero si la temperatura va
aumentando gradualmente, el animalito no percibirá el cambio e
irremediablemente morirá hervido.
La falta de cohesión entre los distribuidores minoristas se ha convertido
en el peor enemigo del sector, y esto ha repercutido en no afrontar
oportunamente los cambios graduales que se han venido forjando desde hace
varios años y que nos están ‘cocinando’ a todos.
Del patio a la oficina de administración
Y en línea con lo anterior, desafortunadamente, muchos en este sector piensan
-todavía- que la supervivencia del negocio está en el patio y que su mejor arma
es el tablero de precios. No obstante, desde hace varios años la balanza de la
operación se ha ido inclinando gradualmente hacia la oficina de administración.
Esto quiere decir que las estaciones de servicio que sobrevivirán en un
futuro son aquellas que tengan una mirada mucho más estratégica, y esto implica
mejorar nuestras capacidades de liderazgo, gerenciales, administrativas y
financieras y, fundamentalmente, aprender a trabajar en equipo a nivel gremial
y empresarial.
Debemos transformarnos en centros de servicios integrales que ofrezcan
mucho más que una simple carga de combustibles y energéticos. Finalmente, una
estación de servicio es y continuará siendo un referente social de la zona
donde opera.
Por ende, hay que transformar la operación, y esto implica invertir en capacitacion
y desarrollo para el personal, mejorar los procesos de servicio al cliente y modernizar
la infraestructura tecnológica.
Cuando un cliente no percibe diferenciación en un negocio siempre terminará
decidiendo por precio, y ahí los pequeños empresarios del sector siempre
tendremos las de perder.
Por último, hay que controlar las
variables claves del negocio ¿Conoce usted las variables del suyo?, luego fortalecer
la caja y, sobre todo liderar. Esto exige estar informado, ser flexible,
adaptable y dispuesto a tomar decisiones difíciles. Eso significa, hacerse
cargo de nuestra responsabilidad como dueños del negocio y no es delegable a
ningún administrador o colaborador.
Eficiencia y Experiencia van
de la mano
En los últimos años se han
incrementado los tiempos de servicio en la isla, debido principalmente a
factores como: Los nuevos sistemas de Lealtad que se han incorporado a la
operación, nuevas formas de pago electrónicas como Nequi o Daviplata, la
facturación electrónica y las constantes fallas de comunicación que presentan
las plataformas de pago como Redeban y Credibanco.
Esto se ha visto reflejado en un
incremento de por lo menos un 30% en los tiempos de atención, generando estrés y
malestar no solo para el cliente sino también para los colaboradores. Lo que pone
a este elemento al mismo nivel del servicio al cliente y la medida del
combustible. Por esto, es muy importante que la operación se englobe bajo el
concepto “express”, ya que la idea es reducir al máximo posible el tiempo de
permanencia del cliente.
Esto definitivamente nos empuja
de un modelo de negocio centrado en el vehículo a uno centrado en el
consumidor. Lo que implica ser más eficientes y de la mano con esto, reinventar
la experiencia del cliente implementando herramientas digitales para extender
la relación con el cliente más allá de las visitas ocasionales a la estación de
servicio.
En conclusión, no solo el
escenario cambió, también lo hicieron las reglas de juego. Metafóricamente
hablando, los pequeños propietarios de EDS tendremos que aprender a convivir en
un mercado plagado de tiburones, dinosaurios, gacelas y unicornios. ¿De qué
lado queremos estar?
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